En la actualidad la anafilaxia, como tal, no se considera que sea frecuente. Sin embargo, dado que existe una infra-notiicación, la incidencia podría estar inra-estimada. Además, el impacto de una reacción de riesgo vital es considerable.
Nuestro sistema inmunitario protege a nuestro cuerpo gracias
a una red compleja de células inmunitarias y anticuerpos destinados a adquirir
tolerancia inmunitaria a sustancias ambientales inofensivas y protección frente
a las que son peligrosas. Por ejemplo, generamos una serie de anticuerpos
distintos que desempeñan funciones específicas en el sistema inmunitario. El
tipo de anticuerpo que puede causar una reacción alérgica se denomina
inmunoglobulina E (IgE). Generamos moléculas de IgE para luchar contra las
infecciones causadas por parásitos. Aunque todavía no se conoce por completo el
motivo, el sistema inmunitario de algunas personas proporciona de forma
equivocada respuestas irregulares que conllevan una producción excesiva de
anticuerpos IgE y alteraciones en las redes de células inmunitarias como
reacción a algunos alimentos, lo que origina las alergias alimentarias.
Por lo general, las proteínas son las responsables de una
reacción alérgica. Sin embargo, aún no está claro qué hace que algunas
proteínas alimentarias sean alergénicas y otras no. El desarrollo de una
alergia ocurre en dos etapas:
● Sensibilización: cuando una persona se expone por primera
vez a un alimento (que, en ocasiones, puede suceder incluso antes del
nacimiento). El alimento puede desencadenar el que las células del sistema
inmunitario produzcan grandes cantidades de IgE que reconoce específicamente
ese alimento.
● Reacción: una vez que uno queda sensibilizado, incluso una
minúscula cantidad de ese alérgeno puede generar una reacción alérgica. Cuando
la persona ingiere el mismo La piel está afectada en el 80 % de los casos en la
forma de picor, exantema cutáneo y enrojecimiento generalizado o hinchazón por
debajo de la superficie cutánea (angioedema).
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