Las personas con alergias alimentarias están obligadas a cuidar su dieta más de lo normal para evitar problemas de salud. Para que la comida no nos amargue las vacaciones, es importante seguir ciertos pasos para viajar con alergias, que cuestan muy poco y que nos darán confianza en esos días que deben ser de relajación.
  1. La planificación del viaje es básica. Para evitar inseguridades y disfrutar al 100% de unas merecidas vacaciones, recomendamos tener en cuenta los siguientes consejos básicos antes de viajar:
  2. Elección del destino. Si el viaje se organiza directamente es necesario conocer una serie de factores antes de elegir el lugar de vacaciones: en caso de que se hable otro idioma, el dominio que se tenga del mismo, la gastronomía y las tradiciones de la zona de destino, y el tipo de viaje (familiar, con amigos o en solitario). En cambio, si el viaje lo organiza otra persona, es recomendable que esta conozca los requerimientos de la alergia alimentaria y las necesidades de prevención. Otra opción también es consultar con el médico los distintos posibles destinos que estéis barajando antes de tomar la decisión. Te aconsejará de cuál es más recomendable según tu alergia alimentaria.
  3. Comprobar las existencias de medicamentos. Es importante comunicar previamente a un alergólogo los planes de viaje para hacerte con un botiquín con medicamentos básicos (como antihistamínicos o inhaladores) y calcular lo que podemos llegar a necesitar en el periodo de tiempo que estaremos fuera.
  4. Autorización médica para controles de seguridad. Para evitar problemas, pedir una carta escrita al médico donde certifique que los medicamentos que viajan con nosotros son necesarios para tratar alergias.
  5. Recabar información sobre el punto de destino. Importante llevar contactos y direcciones de los hospitales y la atención médica disponibles, en caso de emergencia.
  6. Información sobre los establecimientos de comida y restaurantes. Saber con qué se cocina en el destino y tratar de averiguar cuáles serán los principales alimentos problemáticos para evitarlos.
  7. Higiene. Es recomendable llevar siempre encima toallitas húmedas para la limpieza de las manos. Cuando viajamos no siempre es posible acceder a agua corriente y jabón.
  8. Lleva alimentos. Por si las moscas, sobre todo para cuando hagamos viajes largos y tengamos que comer en aviones o trenes y dudemos de la presencia de alimentos a los que tenemos alergia en los paquetes precocinados que sirven.
  9. Informar a los demás sobre la alergia. No se trata de auto-estigmatizarse, pero es importante que los acompañantes sepan qué alergias alimentarias sufres para lograr una mejor comprensión y para que sepan cómo actuar en caso de emergencia.
Una persona con una alergia alimentaria no tiene que dejar de viajar. Fuera pensamientos negativos y buscar obstáculos a nuevas experiencias por tener que llevar una alimentación adecuada. En primer lugar, ser conscientes de lo que podemos comer y lo que no; en segundo lugar, rodearnos de personas que tengan consideración con este problema que, en todo caso, no es voluntario.

El uso de guantes de látex para la manipulación de los alimentos puede dar, en algunos casos, una falsa imagen de seguridad. A pesar de que están diseñados para proteger las manos y los productos que se tocan, también pueden perforarse o romperse, además de que contienen un alérgeno que puede producir reacciones anafilácticas en las personas sensibilizadas al látex.

El uso de guantes para la manipulación de los alimentos está muy extendido, y puede pensarse que el mero hecho de usarlos ya asegura una correcta higiene en la manipulación; sin embargo, las autoridades sanitarias recomiendan la manipulación de los alimentos sin guantes, y lavarse las manos tantas veces como sea necesario, para evitar contaminaciones cruzadas.
Los guantes de látex en la manipulación de alimentos están totalmente contraindicados, ya que contienen un alérgeno que puede producir reacciones anafilácticas en las personas sensibilizadas al mismo, si consumen alimentos manipulados con guantes compuestos por este material. Las proteínas del látex se transfieren a los alimentos, y permanecen aún después de haber sido cocinados.

El uso de guantes debe restringirse a los casos en los que sea realmente necesario para proteger la piel del manipulador (por ejemplo para la manipulación de encurtidos).

En caso de utilizar guantes siempre se deberán tener en cuenta los siguientes aspectos:

– Siempre deben estar fabricados con materiales que esté probado que no produzcan alergias.
– Deben ser de un color diferente al alimento que se esté manipulando, para identificar claramente posibles fragmentos que hayan podido desprenderse.
– Siempre debemos retirar anillos, relojes, y demás adornos para que no se perforen ni rompan, y lavar bien las manos antes de colocarlos.
– Retirarlos y poner otros cada vez que cambiemos de actividad. Y también cada vez que manipulemos un alimento con alta posibilidad de ser alérgeno, como por ejemplo los frutos secos, el huevo, la leche o el marisco.
 En caso de que no sean desechables, es necesario lavarlos por ambos lados y dejarlos secar del revés.

Según los expertos, el uso de guantes no es más higiénico que el lavado de manos; un empleo inadecuado de guantes puede ser tan poco higiénico como un ineficaz lavado de manos. Debe tenerse en cuenta que con un lavado de manos apropiado se eliminan bacterias dañinas como E. coli, Salmonella y Staphylococcus aureus. Esta efectividad solo es posible si se lavan con la frecuencia necesaria, es decir, antes de empezar a manipular alimentos y después de tocar alimentos crudos y residuos, de ir al baño, de estornudar o toser, de comer, beber o fumar y de tocar dinero.

Para la Aecosan, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, “lo más adecuado es no usar guantes en la manipulación de alimentos y lavar las manos tantas veces como sea necesario”. Para hacerlo de manera correcta, antes deben retirarse las joyas para evitar que se conviertan en foco de suciedad o contaminación. Las manos e mojarán con agua templada o caliente y se frotarán de forma vigorosa con jabón al menos durante 15 segundos. Deberá prestarse atención bajo las uñas y entre los dedos. Cuando están bien aclaradas con agua, se secarán, bien con un secador de aire o toallitas de papel de un solo uso.




Fuente: Restauración Colectiva